Política

jueves, julio 28, 2005

 

La Política no tiene porque ser Aburrida





Si a Ud. le fastidia la política, lea este escrito. El mensaje liberal es para gente que no acostumbra a interesarse en política. Para los estatistas ese desinterés es "antipatriótico" y "antidemocrático" y pecado gravísimo ;no para nosotros
Los liberales escribimos artículos -y libros- como si fuesen sólo para economistas u otros graduados en ciencias afines: una minoría. Pero la mayor parte de estos profesionales abrigan fuertes prejuicios antiliberales, y por eso no nos leen, y terminamos en leernos entre nosotros mismos: una minoría dentro de otra. Para promover "la salida", tal vez sea más efectivo escribir panfletos, apuntando a un público más amplio. Este escrito enuncia las ventajas del género
LOS PANFLETOS pretenden ofrecer al público corriente una visión panorámica, resumida pero suficientemente completa del estatismo y su política, y de la salida liberal y sus fundamentos, explicando los tremendos beneficios de la desestatización. Se escribieron para ser ilustrados, e impresos en trípticos, y en "remitidos" a la prensa. Proponen "la salida" a los venezolanos corrientes. Pero si Ud. es un lector de otro país puede leerlos igual, porque tratan el tema que nos interesa a la gente: cómo crear riqueza para todos nosotros. Y no tratan temas que interesan solamente a los políticos, por ej. si el Ministro Fulanito se robó o no unos milloncitos. O millardos
Otra de las decisivas ventajas del panfleto como género es que podemos tocar temas comprometedores o políticamente incorrectos, como por ej. si somos de izquierda o de derecha.
Ventajas de escribir panfletosComo género literario, el panfleto se define por un estilo llano, escueto y directo, en orden a convencer. Pero no tiene por qué ser una apelación puramente emocional; todo lo contrario. Ilustres cultores del género como San Pablo, Martín Lutero y Thomas Paine -y algunos próceres independentistas iberoamericanos-, escribían razonado. El panfletario es un arte de exponer argumentos uno a uno, y desarrollarlos a partir de evidencias y premisas, para llegar a conclusiones; y es comparable al de la defensa en juicio de una causa.
El género ha caído en desuso precisamente porque pone por escrito un razonamiento, y nuestra época no quiere pensar.
Pero para los liberales, el panfleto comporta muchas ventajas irrenunciables.
Despejar muchas confusiones y malentendidos1. Podemos mostrar a los temas de verdadero interés público. Los de interés general, sobre todo a mediano y largo plazo, que nos ocultan siempre.
La política estatista se ha hecho aburrida porque trata sólo del escándalo del momento. O de los temas agrícolas, de ramas industriales, bancarios, sindicales o navieros, que sólo aluden a los grupos de intereses especiales. La gente no pone atención, excepto cuando le afecta una devaluación u otra confiscación abrupta. Pero entonces ya es muy tarde.
Los "casos de corrupción" generan interminables "investigaciones", con "denuncias y pruebas". Pero sólo sirven a algunos políticos para sacarse de encima a los otros. Y convierten la actividad política en un estéril y aburridor ejercicio detectivesco. O incluso otros tópicos más inocentes, como los métodos matemáticos para repartir los asientos en el Parlamento, y en general los temas electorales, son trascendentes para ellos, los políticos, no para el público. No son problemas de la gente.
Tampoco interesa a la gente el subsidio que busca el sector X, la "protección" que quiere el Y, o el privilegio de Z. Se incluyen en unas "reformas" a las leyes de los X, los Y o los Z, que a ellos interesan mucho.
Ir directo a destino
2. Podemos llegar no tanto a la gente que habitualmente sigue los temas de política y economía del país, sino precisamente a la otra, a la que habitualmente NO lo hace.
La primera está contaminada y prejuiciada, pero a la segunda debemos ir, y no con los temas de siempre en los medios, sino con otros distintos: los de nuestra agenda propia de los liberales, y según nuestro propio orden de prioridades. Gran ventaja. Por eso los panfletos. A repartir en las esquinas, si es posible. En lugar de escribir en los periódicos, sólo en respuesta a las posiciones de los antiliberales, sobre temas que ellos ponen y sacan de la agenda pública a su voluntad, y jerarquizan según su conveniencia.
En nuestra agenda ciertos temas son muy secundarios. Un ejemplo es la "corrupción" -y las "políticas anticorrupción"-; porque la corrupción es simple consecuencia del estatismo, por ende tiene mucho de "seudoproblema". Como asimismo lo relativo a la "participación", y en general a las formas democráticas, ya que por perfecta que sea la democracia que se practique, el estatismo seguirá siendo el padre de los problemas públicos. Los liberales somos liberales por convicción, y demócratas porque no hay más remedio.
Y por supuesto no confundimos el interés general con el sectorial. De todos los subsidios, "protecciones" y privilegios mostramos más los costos para todos -en general-, que los beneficios específicos para tales o cuales grupos o sectores de intereses especiales.
Con un mensaje singular y diferenciador3. Podemos ofrecer nuestras respuestas en nuestros propios conceptos y términos, con enfoques y ángulos específicamente liberales. Y palabras. Podemos hablar de desestatizar y no sólo de privatizar; de descapitalización y no sólo de pobreza. Una forma segura de lograr que el liberalismo no se entienda -o se entienda mal- es explicarlo en el contexto de una agenda ajena, en moldes extraños o en un lenguaje político extranjero.
4. Recursos gráficos y de enfatización. Podemos ayudarnos con ilustraciones, asimismo párrafos y palabras destacados, algunos centrados, otros en letras de diferentes tamaños, subrayados, y en cursivas, capitales o mayúsculas. Estas modalidades incrementan la eficiencia de un escrito porque permiten ahorrar muchísimas palabras. Se puede trasmitir una idea en una sola línea, cuando de otro modo requeriría 2 o 3 líneas o más.
Hablamos de recursos gráficos y de enfatización; no de cifras y gráficos estadísticos, con los cuales los antiliberales abruman a la gente. Así pretenden ser "técnicos". Pero son pesados. Porque la economía no es cuestión de cifras sino de conceptos. Ellos presentan cifras y gráficos para esconder su vacío conceptual. Los liberales no tenemos vacío para esconder; y sí tenemos mucho concepto y juicio para mostrar.
5. Podemos saltar los límites de las diferentes disciplinas: Economía, Derecho, etc. Son fronteras muy respetables porque la división del trabajo y la especialización se aplican a la labor intelectual. Pero no es menos cierto que el liberalismo sólo se entiende mostrando sus aspectos económicos, jurídicos -y políticos, filosóficos, etc.- sin separarlos demasiado. En puntos que se explican o fundamentan unos a otros, hay que mostrar sus conexiones; ejemplo típico son las consecuencias económicas de las leyes. Porque otra forma efectiva de no entender el liberalismo (o de malinterpretarlo), es aislar y tratar como desconectados los aspectos relativos a las diferentes disciplinas. Pero es lo que casi siempre se hace.
6. Nos obliga a razonar más claramente. El escribir para un público general no es tarea menos exigente sino más. Porque no podemos esconder nuestras dudas e incertidumbres -y desinformaciones o simples ignorancias-, tras la cómoda y vistosa mampara de la erudición.
Hasta aquí hablamos sólo de esclarecer errores; que los hay por gruesas, y debemos señalarlos y desmontarlos uno a uno. Los conceptos falsos y argumentos falaces sobre el mercado y la sociedad deben ser desaprendidos, antes o a la par de aprender los verdaderos para ponerlos en su lugar. Y el panfleto puede ayudar, por las razones expuestas.
Pero eso no es todo. Es cierto que "la gente no sabe economía", como dicen los practicantes de esa profesión. Pero si el estatismo se apoyara sólo en errores de juicio y equívocos conceptuales de buena fe, entonces la libertad estaría a un paso de distancia.
Decir verdades incómodas7. Por ej. que hay intereses especiales. Sus coaliciones nos imponen el "saqueo legalizado" que describió Frederic Bastiat en "La Ley" (1847). Desafortunadamente es inclinación muy propia de la naturaleza humana el empleo de la violencia o la coacción, sobre todo para asegurarse una participación en las rentas fiscales, o para oponerse a la competencia de otros; y es preciso exponer y hacer evidente la colección de artificios desplegados por los diversos intereses y sus perjuicios. El panfleto es un medio eficaz en la denuncia del "proteccionismo" económico, el "Welfare corporativo" y similares.
El pueblo no es totalmente inocenteHay verdades más incómodas. Como ésta: intereses especiales los hay en todos los niveles la de la pirámide social, incluso el escalón inferior. El pueblo no es del todo inocente, y tiene los Gobiernos que se merece, o al menos que merece la mayoría.
Uno de los obstáculos mayores en el camino de salida es la enorme multitud que corre esperanzada tras las promesas de "almuerzos gratis" de los estatistas: "salud y educación", vivienda, créditos fáciles y a bajos intereses, carros populares a precios económicos y con facilidades de pago, empleos "públicos" ... funcionarios "honestos".
Los primeros años del siglo XXI muestran que el populismo ha infantilizado a mucha gente en Latinoamérica. Como chiquillos vitorean a un candidato y lo hacen Presidente, y a poco esos mismos ya están manifestando ruidosamente en su contra. Como niñito con pataleta porque no le dan su dulce. Hasta que un "adulto" (o figura de autoridad) le reitera la promesa que quiere escuchar; y el malcriado se calma, de momento.
No obstante, algunas verdades hay que decir a la gente, aunque se arrebate.
8. Podemos ir directamente a la gente, saltando por encima del prejuicio populista de los profesores universitarios. Una de las verdades incómodas es que las mayorías están equivocadas, y mucho. ¡Ah! ¡pero ahí topa uno con los profesores, Sancho! ¡Rechazan la infalibilidad del Papa, pero no la del "pueblo"! ¡A la mínima crítica o reconvención al "pueblo", enseguida los caballeros armados en sus cátedras y tribunas le enrostran a Ud. su desconsideración con el "soberano"!
La parte sana y razonableSin embargo, de mis actividades por radio en una emisora popular, aprendí entre otras cosas que una parte del pueblo no es populista, pese a lo que digan sus sedicentes defensores. Es una cierta parte, llamémosle "sana", y razonable, que es residual. De todas las clases, edades y niveles de instrucción. Pero no siempre lee artículos y editoriales, o sigue programas de opinión por radio y TV.
No es la parte dañada por la actividad criminal; tampoco la atontada por las telenovelas, el juego o el alcohol. O por el culto a los deportistas u otros ídolos populares: músicos, modelos, etc. No es la parte intoxicada de irracionalismo por cualquiera de las no tan nuevas religiones, tipo "Nueva Era", sincretizadas con viejos cultos afroamericanos y otras tradiciones de religiosidad popular. Tampoco la que aún cree fanáticamente en las promesas de cada nuevo jefezuelo populista que aparece, renovando cada tanto su fe ciega, tras cada desencanto y consiguiente pataleta.
A cierta parte del pueblo se le pueden decir ciertas verdades. Como por ej. que la riqueza se produce, y que no hay almuerzos gratis. Y que no todos podemos vivir del Gobierno.
Ganada su confianza, a esa parte se le pueden tocar hasta los temas más incómodos, que aluden a los defectos humanos no ya de los Gobiernos sino de todos nosotros: precisamente las telenovelas, juego, alcohol, cultos a los ídolos de las masas y otros cultos populares. Y de los sueños de almuerzos gratis. Se puede mostrarle cómo esas vendas en los ojos impiden a la mayor parte de la gente ver el estatismo como es, e identificarlo en su naturaleza: una gran estafa.
El panfleto va directo a su destino -que está en el pueblo llano-, sin pasar por profesores universitarios u otros filtros. Y una vez que llega a su destino, la parte "sana" lo lee. La otra no.Nuestro programa "social", contenido y condiciones9. Podemos tratar la suspensión condicional del derecho al voto con los propios interesados directamente. Es punto de estricta justicia, única salida para superar el clientelismo político. Vealo Ud. más de cerca.
En EEUU y Europa no hay salida al Estado de Beneficencia (Welfare System); ¿por qué? Porque sus favorecidos se han hecho clientes políticos de los partidos populistas y socialistas, que necesitan sus votos; y eso que hay experiencia, porque ya pasó cuando los últimos Emperadores romanos. Es increíble que Occidente haya esperado a la "Public Choice Analysis" para plantear un problema que muchas democracias griegas había resuelto hace 2 milenios y medio: la caridad del Estado es incompatible con el derecho al voto.
A los liberales siempre se nos exige incluir algún "programa social" en nuestras propuestas; al menos "para la transición", se nos dice. Muy bien, concedido el punto; pero nuestro programa es ayuda directa y con cupones, y contempla la privatización por dación en pago de los hospitales, centros docentes e institutos previsionales a sus empleados y trabajadores.
Y no es una vulgar compra de votos porque no habrá votos en venta: los favorecidos con cupones deberán renunciar a sus derechos políticos mientras lo sean, al menos por sobre cierto monto al año. Para no seguir como mera carne de cañón electoral. En América latina los programas sociales no funcionan en la práctica como tales, y el voto se cambia no por una contraprestación efectiva -como en EEUU o Europa-, sino por una mera promesa, siempre incumplida. Pero de todos modos se cambia; y este intercambio es una de las mayores piedras de tranca para la salida liberal.
Este es punto ferozmente resistido por los profesores antiliberales, pero no por mucha gente de pueblo, que lo aceptaría con mucho gusto. Cambiaría su derecho al voto (no su voto), por fajos de cupones, que le permitieran acceder a los servicios de institutos educativos, médicos y previsionales, privados y competitivos, junto a quienes los pagan con su dinero.
Análogamente, aunque sus jefes gremiales y políticos lo resisten, muchos maestros y profesores, médicos y enfermeros, y empleados y administradores de fondos previsionales, aceptarían muy gustosos las participaciones en la propiedad de las instituciones que hoy los emplean con sueldos y condiciones deplorables. A cambio de renunciar a unas acreencias muy discutibles, y de hecho incobrables, que hoy les impelen a interminables, inútiles y desgastantes huelgas, protestas y conflictos. La desestatización de estas instituciones, y su privatización a favor y en cabeza de sus actuales empleados y obreros, es parte insustituible de nuestro programa "social".
Pero son puntos a tratar directamente con los interesados. No con intermediarios como los opinadores antiliberales, porque tal programa no es para ellos.
El partido del capitalismo y de la justicia, no de la igualdad10. Con los propios interesados directamente podemos tratar la cuestión del partido liberal y de su identidad.
El partido liberal es el del capitalismo. Se basa en la libre competencia, que se traduce en apertura de los mercados. O lo que es lo mismo: igualdad de derechos, especialmente el derecho a competir. Este derecho a competir que tiene toda persona es correlativo al deber que tienen los demás de soportar la competencia.
Pero igualdad de derechos no equivale a igualdad de resultados; ni siquiera de oportunidades. Equivale a oportunidades abiertas, y más para todos; pero no iguales. Esa igualdad es imposible, y la vana pretensión de imponerla a machamartillo constituye igualitarismo.
Por eso la "justicia social" es una expresión vacía y carente de sentido. La riqueza se distribuyea medida que se crea y por los mismos canales: los mercados. No hay "reparto" ni repartidor. No es lo mismo con la justicia a secas, que es el viejo "dar a cada uno lo suyo".
El partido liberal no es para los académicos, ni para jefes gremiales o clase alguna de intermediarios políticos. Es para los directamente interesados en el capitalismo: los pobres. Aunque todavía no sean conscientes de ser los interesados. No la parte de los pobres que quiere seguirlo siendo -a través de los favores de la beneficencia estatal-; sino la que quiere dejar de serlo, a través de las oportunidades de una sociedad libre. Cuando la primera parte vota, es por partidos que le ofrecen garantizar su permanencia en el Welfare System, y hacerla cada vez más duradera y confortable. Sólo la segunda votará por un partido liberal, que le garantice exactamente lo contrario: suficiente libertad como para no tener que depender de la caridad estatal -al menos no demasiado-, y salir pronto quien deba entrar.
En los panfletos podemos develar el secreto mejor guardado de la Economía Política: que la libre competencia no es para los ricos sino para los pobres. Cómo la riqueza se produce es algo que todos los padres deberíamos enseñar a nuestros hijos, igual que les informamos cómo se hacen los bebés. Ambas informaciones tienen máxima jerarquía e importancia. ¿Y por qué saber cómo se hacen bebés, y seguir ignorando cómo se hace riqueza? ¿O cómo se impide su creación? Porque los arbitrios estatistas -leyes malas, impuestos inicuos, etc.-, son los métodos anticonceptivos de la riqueza, y muy eficaces. Así como la riqueza se produce, la pobreza también, impidiendo la concepción de las empresas. Los hijos no deberían ignorarlo. ¿Y quién sino sus padres para proporcionarles esta valiosa información?
¿Qué es el capitalismo?Así llaman sus enemigos a la economía libre, despectivamente. Pero no es la primera vez que un insulto se reivindica: "capital" viene de cabeza (de ganado), y significaba riqueza, cuando esta se materializaba casi exclusivamente en animales de corral. La riqueza se producía cuando las bestias crecían sanas, se alimentaban y se multiplicaban gozosamente, aumentando las "cabezas". Entonces el dueño del rebaño dejaba de ser pobre, se hacía rico, capitalista. Y eso no era visto como algo intrínsecamente malo, inmoral, al contrario, la riqueza ganada -con el trabajo inteligente al servicio del prójimo en el mercado-, se consideraba una bendición, de Dios. Y motivo de alegría, y orgullo legítimo. El libro bíblico de Génesis cuenta que así celebró su prosperidad el patriarca Abraham -un inmigrante que acostumbraba no aceptar cosas de gratis-, e igual los de su familia. De ahí también el término "ganado" se aplica a los animales.
Economistas como el Premio Nobel Gary Becker han descubierto por fin que la riqueza no es sólo algo material, y que radica también y ante todo en conocimientos: información, habilidades y destrezas; y por eso el concepto de "capital humano". ¡Excelente! Tampoco hay nada intrínsecamente malo o no moral con el capital, algo que esconder o para avergonzarse. Y la Biblia también dice que la información importante debe ser transmitida por los padres -no por el Estado-, a sus hijos, y por estos a los suyos.
¿Y las izquierdas?Claro, las izquierdas dicen otra cosa del capitalismo. Pero, ¿qué son las izquierdas? Otra verdad amarga que hay que decir. Cuba, Chile allendista, Nicaragua sandinista y Venezuela, muestran lo que las izquierdas realmente son, y lo que dan: mercados maniatados, amordazados y desnutridos; Gobiernos de manos muy sueltas; e instituciones sociales dependientes políticamente. Eso es lo inmoral. Y eso es la izquierda, que sí debería esconderse; con muchas razones para sentir vergüenza. Pero no se esconde porque hay la tendencia a aceptarla por lo que dice ser, lo que promete, y no por lo que es, por lo que entrega efectivamente. Promete bienestar, justicia e igualdad. Entrega opresión, injusta desigualdad, miseria y malestar.
Pero entonces, ¿derecha no es lo contrario a izquierda? Claro que sí: mercados libres y bien alimentados; Gobiernos limitados; e instituciones sociales autónomas ... Eso no es sólo eficiente: es moral. Y eso es la derecha liberal, ¿entonces qué hay de malo con la derecha?
Vea Ud. Se dice que la izquierda defiende a los pobres y la derecha a los ricos; pero no es así. Tampoco es cierto que izquierda es lo nuevo y derecha lo viejo. Aunque sí es verdad que la derecha es conservación o mantenimiento del orden, mientras que izquierda es subversión y cambio de ese orden. Pero, ¿de cuál orden estamos hablando ...? Veamos primero a la izquierda.
-- La izquierda predomina, aunque diga que no. Mucha gente es de izquierda y no lo sabe; no reconoce las ideas de izquierda como tales porque las comparte. Y a la izquierda hay que desdoblarla, porque confunde mucho. Promete bienestar e igualdad, que nunca llegan; y sí llegan abuso, injusticia, pobreza, y un gran malestar. E igualitarismo.
-- Se dice que las izquierdas buscan un "fin noble", pero que "equivocan los medios": violencia o coacción, supresión de la libertad, y mentiras. Sin embargo, de los fines que las izquierdas dicen perseguir, podría calificar como noble apenas el bienestar, pero ese nunca llega. Y no el igualitarismo, que sí llega, pero no es noble, ni deseable. La envidia es injusta. Y no conlleva bienestar sino pobreza. Y tampoco trae igualdad, porque la injusta desigualdad entre los todopoderosos "repartidores" o "niveladores" y el resto de las personas es abismal. Pero sin duda el igualitarismo ha de ser impuesto por la fuerza -o el engaño-, porque no es posible de otra manera. De modo que con las izquierdas pasa lo contrario a lo que se dice: han equivocados la elección de sus fines, pero no la de sus medios, los únicos potencialmente idóneos para esos tan horribles fines reales suyos.
-- No todas las izquierdas suprimen todas las libertades; algunas mantienen las libertades políticas, y esas son democráticas. Pero todas las izquierdas -democráticas o no-, suprimen (o restringen severamente) las demás libertades, principalmente las económicas. Obviamente esto no preocupa a quienes de la democracia hacen un ídolo y lo adoran.
¿Y las derechas?El liberalismo definitivamente no cae a la izquierda del espectro. Ni en lo que promete ni en lo que entrega. Vea Ud. ahora a la derecha.
-- En América latina lo que predominan son las izquierdas, democráticas y no democráticas. Las derechas son minoritarias.
-- El liberalismo promete libertad dentro del orden, justicia, e igualdad de derechos. Y prosperidad a través de los mercados libres. Se identifica con un cierto orden social, que desea conservar, o mejor dicho recuperar, pero no cualquiera. Es el orden natural individualista y espontáneo del mercado libre. No es algún orden colectivista antiguo o moderno, de derecha o de izquierda, elitista o populista, antidemocrático o democrático: feudalismo, corporativismo, racismo, nacionalismo, militarismo, socialismo, comunismo, etc. Por eso hay una derecha liberal y otras que no lo son. La derecha liberal es la "nueva" derecha, sobre todo en América latina. Está "en construcción".
-- El liberalismo no es igualitarista; pone límites a la democracia, como el mero instrumento que es, en lugar de adorarla; y toma a la propiedad privada como uno de los fundamentos del orden social, a la par de la familia. Definitivamente eso lo coloca a la derecha del espectro; aunque no totalmente cómodo con la compañía.
No es tan difícil de explicar. Basta con cambiar la vieja mala costumbre de tomar a la izquierda por lo que ella misma dice ser, y a la derecha por lo que la izquierda dice que es. Los panfletos pueden servirnos a los liberales para escribir nuestra definición de capitalismo. Y nuestro propio diccionario político, y dejar así de usar el de las izquierdas.
La vía para salir de la pobreza es por la derecha. Y no es necesario recurrir al concepto de "centro", o a otro escapismo.
¿Por qué el partido liberal?Porque no hay principios y garantías legales inviolables -por más rango constitucional que tengan-, sin una fuerza económica, social y política capaz de defenderlas. O sea, una fuerza política capaz de conservar su permanencia no desvirtuada en el orden jurídico, al menos con tanto ahinco y efectividad como la introdujo.
América latina tuvo su experiencia liberal, pero no muy intensamente, y fue muy breve. Duró menos de 30 o 40 años, entre el último quinto del siglo XIX y primero del XX, con variantes de uno a otro país. En conjunto no fue una mala experiencia, sin ser perfecta. Fue buena.
¿"Buena" a juicio de quién? De mi abuelo paterno. Y de otros cuantos millones de inmigrantes europeos -y asiáticos-, para quienes tan buena fue, que justificó el largo e incómodo viaje en barco, y la posterior transculturación, aún más larga e incómoda. Mi abuelo italiano llegó en la sentina del buque, con sólo la ropa puesta y unas monedas, pero encontró una oportunidad, y -aunque era un artista- fundó una empresa. Que duró algunas décadas, y probablemente hubiese durado más de no ser por el populismo. También encontró a una chica de nombre árabe y apellidos vascos -que fue mi abuela-, y fundaron una familia. Y lo mismo muchísimos otros como mi abuelo.
Pero esa buena experiencia latinoamericana no duró. Casi de inmediato se terminó, cuando decayeron y acabaron los partidos y grupos liberales. Olvidaron sus principios y los desdibujaron. Perdieron su claridad y definición ideológica, su perfil. Desaparecieron o se transformaron en otra cosa.
Y una de las razones fue que no hubo suficiente apertura hacia los beneficiarios de las oportunidades de superación y bienestar ofrecidas por una sociedad libre, nativos o no. Estaban dirigidos (o secuestrados) por personas para quienes la libre competencia constituía no una promesa sino una amenaza, a su posición social -y económica y política-, y a sus privilegios.
Para que eso no vuelva a ocurrir, los partidos liberales deben ser para los empobrecidos por el estatismo. El capitalismo es para que salgan de esa situación de pobreza e indefensión. A ellos hay que llegarles con el mensaje. Por eso los panfletos. Y otra forma de prevenir que eso ocurra, es poner a la Escuela de Cuadros en el lugar central del partido liberal.
El financiamiento del partido11. Podemos tratar también la cuestión del financiamiento del partido con los propios interesados. A medida que salgan de la pobreza, los "ex pobres" financiarán sus partidos liberales, en tanto sigan siendo garantía de sus libertades y prosperidad. Sólo sus aportes podrán convertirles en los legítimos propietarios de sus partidos. Y les darán a sus organizaciones mucho más fuerza que aquellos pocos votos liberales que muy hipotéticamente pudieran reunirse entre dependientes de la beneficencia estatal. Y sólo con sus aportes sus partidos gozarán de independencia y autonomía suficientes como para seguir siendo suyos, sin secuestros.
Pero hemos de defender el carácter privado de los partidos, sus campañas y sus recursos. Y oponernos a los "límites en los montos" (privados), y tribunales inquisitoriales para "investigar la procedencia de los fondos" (privados) ... Y en general a todas esas reglas aparentemente muy democráticas. Este es uno de los puntos que sirven para reconocer las diferencias entre liberalismo y democracia, que muchos liberales aún no perciben.
Por cierto, ¿Se ve por qué es la única salida? ¿Y por qué pasa necesariamente por un partido liberal con mensaje liberal, propuesta liberal, recursos liberales y fisonomía liberal ...?
Para terminar, un tema delicado12. Podemos tratar también la cuestión de las creencias religiosas con los propios interesados directamente. Es decir, quienes de nosotros somos creyentes, podemos dirigirnos a nuestros hermanos en la fe, también de manera directa, obviando la intermediación de los ministros religiosos antiliberales.
Poco se conoce, pero la gesta independentista de la América hispana fue un fruto de la colaboración política entre cristianos católicos -sacerdotes algunos-, unos pocos protestantes que había, ciertos judíos, y otros creyentes deístas, y masones. Variable de un país a otro fue el peso relativo de la contribución de cada uno de estos diferentes grupos.
Después de aquello, muy poco trecho avanzamos los liberales con los creyentes en contra. Lo cual se vio dos veces en el siglo XX: en las primeras décadas, y en la última. En el alba del siglo, el impulso liberal que venía del anterior siguió chocando de frente contra la Iglesia católica; y en los '90, cuando algunas de las tímidas reformas al menos de lejos parecieron semiliberales, hubo el mismo choque contra las filas cristianas, católicas y evangélicas.
¿Por qué esa resistencia antiliberal de los creyentes? Porque en su mayoría esos creyentes se dejan aleccionar por sus ministros, quienes les tienen convencidos de que el capitalismo es condenado por Dios.
Sin embargo la Biblia es muy clara: el capitalismo no es condenado sino aconsejado por Dios. Porque Dios quiere lo mejor para el hombre, en todas sus actividades y dimensiones; por eso en el orden público no quiere el estatismo, que sí es condenado en la Escritura, varias veces, de modo muy consistente, y con palabras muy duras, tanto por ser opresivo como por ser empobrecedor. Por cierto, la Biblia también aconseja al hombre usar la cabeza, que sea racional. En el monoteísmo la fe no está divorciada de la razón: Dios es racional y la persona humana también, de modo que la razón no puede estar ausente de la relación y diálogo entre ambos. Por supuesto, para poder probar que todo esto es así, hay que estar muy familiarizado con la Biblia y con el liberalismo; de otro modo es fácil tenerlos por incompatibles, error de tantos creyentes y no creyentes.
Dios quiera que los liberales creyentes podamos promover la creación de un instituto de estudios bíblicos. Su labor debería contribuir a despejar confusiones y malentendidos sobre las relaciones del liberalismo con los enunciados bíblicos:
-- La Biblia es considerada irracional o antirracional y anticientífica por muchos no creyentes, y asimismo por aquellos creyentes para quienes la fe está furiosamente peleada con la razón.
-- Y muchos creyentes y no creyentes también consideran a la Biblia socialista en sus enunciados políticos, sea que aplaudan o adversen al socialismo, según su persuasión política.
-- Otros -creyentes o no- consideran que la Biblia no contiene enunciado político ninguno, de orientación políitca alguna, siendo un libro exclusivamente religioso.
Todo lo cual es falso.Desde luego el instituto debería ser necesariamente no confesional: para judíos, católicos y cristianos de todas las denominaciones, musulmanes; y por supuesto también para no creyentes, aunque no de los prejuiciados contra el monoteísmo, como tantos posmodernistas y practicantes de los cultos de la "Nueva Era".
El sitio de los cristianos en la política no es en frente y contra el partido liberal sino dentro. Y es fácil mostrarle su sitio al cristiano, porque es alguien con un Manual de Liberalismo en su casa -o bajo el brazo-, sólo que no lo sabe. Viene incluido dentro de su Biblia. Basta con enseñarle a leerlo. Como lo leyeron tantos cristianos españoles de la época de Alfonso el Sabio, y calvinistas holandeses, suizos e ingleses, y los que siguiendo sus diferentes orientaciones denominacionales fundaron 13 pequeñas colonias en América del norte, y participaron activamente en los acontecimientos de 1776. Y judíos también.
Y si todos los liberales predicamos tolerancia y respeto mutuo, creyentes y no creyentes deberíamos comenzar practicando dentro de nuestro partido.
Lista de los panfletosLos panfletos fueron escritos para ser publicados como remitidos de prensa. Aunque pueden ser también impresos como folleticos. Juzgue Ud. si cumplen o no su pretensión de captar la atención de esa parte de un público por lo común alfabetizado y a veces con bachillerato. La idea es llegar a esa gente, lograr que se reporte, e invitarla a reuniones. Las alusiones específicas a Venezuela no son muchas, no impiden su lectura en otro país. La secuencia comprende:
-- Parte 0: Remitido 0.-- Parte I: Remitidos 1 a 6.-- Parte II: Remitidos 6 a 12.
0. ¿Por qué siempre votamos por el "menos malo"? Una muy breve introducción, sobre candidatos de primera, segunda y tercera categoría. Y nos define a los políticos liberales.
1. Su atención por favor: señala algunos problemas criticos, y su tratamiento liberal. Plantea y define el estatismo.
2. ¿Ud. necesita Gobierno?, completa el problema del estatismo, y resume el liberalismo "en una sola lección": confinar al Estado en los límites de sus funciones propias. Muestra la línea divisoria entre las funciones propias estatales y las que no lo son.
3. Las leyes malas, dictadas por las coaliciones de intereses especiales. Indica los perjudicados en cada caso, para hacer visibles los daños de los subsidios, protecciones y privilegios monopolistas de tales leyes.
4. Los impuestos malos, que como las leyes malas, son causa principal de los problemas económicos. Divulga explicaciones de la "supply-side economics".
5. No se deje engañar: trata un mal de la democracia, la ignorancia generalizada, incluyendo la de los "especialistas expertos", que la disimulan tras un título universitario. Refuta los más comunes pretextos del estatismo para justificar su fracaso.
6. El diagnóstico, refiere a la situación venezolana presente, pero destacando la ausencia de una voz y de un partido liberales en el pasado más reciente, y las negativas consecuencias de tan lamentable omisión.
7. La falsa salida, define al "neo" liberalismo como la continuación del estatismo por otros medios, y describe sus rasgos principales, en Venezuela y América latina.
8. LA SOLUCIÓN, la meta que proponemos, describe la sociedad de gobierno limitado a sus funciones propias estatales, en lo político; de mercados libres y prósperos, en lo económico; y de instituciones independientes en lo social. Y despeja algunas confusiones al respecto.
9. LA SALIDA, la vía para llegar, que es la desestatización. Describe las liberalizaciones del programa desestatizador: privatizaciones; desreglamentaciones; destributaciones (eliminar y reducir impuestos), y libertad monetaria. Se enuncia el programa de ayuda a la pobreza, incluyendo las privatizaciones de los institutos educativos, médicos y previsionales a manos de sus operadores; y los cupones para los usuarios.
10. El vehículo, despeja más confusiones, con miras a interesar a las personas en participar en la formación de un partido liberal.
11. La crisis de hoy, y cómo sigue ..., describe lo que va a pasar de no corregirse el rumbo. Y despeja confusiones sobre la crisis actual y sobre la salida liberal.
12. Para creyentes y no creyentes, despeja algunas de las muchas confusiones y malentendidos respecto a la relaciones del liberalismo con los principios bíblicos.

0 comentarios: